jueves, 4 de diciembre de 2008

Sobre el deseo de inserción y otros temas

ENTREVISTAS DE ACTUALIDAD
numero especial

Jacques-Alain Miller : Sobre el deseo de inserción y otros temas


Intervenciones en Barcelona, 7 de Noviembre de 2008

I
La historia sobre el pan[1] me hace recordar un cuento de Ray Bradbury, seguramente Vicente Palomera lo conoce. Es una historia proyectada en el futuro. Todo el mundo calcula con computadores, con máquinas, y ya se ha olvidado totalmente la antigua manera de hacerlo. Y en algún momento, en un Ministerio de Defensa de EEUU, en el  Pentágono o algo así, alguien viene y dice que se ha hecho un descubrimiento extraordinario, algo que se puede calcular con un lápiz y un papel y que es algo que no cuesta nada. Es así como lo recuerdo. 
Es la misma cosa que la historia del pan, el sentimiento de que hemos perdido un saber fundamental y antiguo sacrificándolo al automatismo, a la máquina, a la técnica. Es algo que tiene un eco para nosotros porque no podemos desconocer que estamos haciendo la experiencia de una cierta estandarización que hacemos nosotros mismos de nuestra manera de hacer.
En los primeros tiempos, los analistas parecían brujos inquietantes, que sabían cómo hacerlo. Después eso se fue ampliando, y llegó Lacan que dio claves fundamentales. y todos sus colegas dijeron, “no hay que decir esto al gran publico, tiene que quedar entre nosotros”. Él vendía la mercancía a bajo precio, o sin precio alguno, a todo el mundo que venía a su Seminario. Y después hemos venido nosotros a poner esto en orden. En nuestro momento, el mío, el de mi generación y el de otros aquí que están en la misma, hemos puesto en orden los instrumentos que nos había dado Lacan. Lo que había inventado poco a poco, lo hemos visto en su conjunto, hemos puesto los instrumentos en su lugar tal como se ponen para el bricolage en el panel de la pared - la Black & Decker, el martillo... Ahora estamos en otro momento histórico, donde pasamos a la estandarización de masas. Y los Cpct son el vehículo de la estandarización de masas y del uso rápido de sus instrumentos. Debemos reflexionar sobre lo que pasa.
El tema “inserción / des-inserción” está hecho para eso. Me parece que podemos decir que es un deseo fundamental en el ser hablante el deseo de inserción. El ser hablante desea insertarse. Lo que Lacan llamó el discurso del Otro, que inmediatamente pasó al psicoanálisis en términos de un esquema de comunicación, de intercambios de mensaje, de inversión de mensaje, dice que lo social en eso es radical, es la raíz. Es el sentido del título de Freud de “Psicología de las masas y análisis del yo”, donde dice ya que lo social está constituido en la relación analítica. Y sabemos que cuando hay un sujeto con un deseo de des-inserción, es algo que puede ir hasta el suicidio social y el suicidio vital. 
Hay dos matices de la inserción que efectivamente la frase de Lacan subrayada por Hebe en el seminario XVII y retomada por Bassols nos hace ver[2]. Es  la inserción como identificación, es decir el sujeto se identifica al S1 y en cierta manera muere en esta identificación, se hace representar por un significante rígido y es como morir para ser representado, en el mismo sentido de “la palabra es la muerte de la cosa”. Es la identificación y del otro lado hay una nueva vida cuando viene el S2 como un renacimiento del sujeto y la producción del objeto. En mi opinión, en esta frase Lacan distingue alienación y  separación. 
La alienación es la identificación. Del otro lado se necesita el S2, el significante del saber para hacer renacer al sujeto. Y con eso se desprende del cuerpo el famoso objeto pequeño a. En el texto “Posición del inconsciente,” Lacan dice, comentando la palabra “separación”, que el sujeto desea ser “pars”, ser parte, y que el deseo de ser parte, de pertenecer a un todo, tiene que ver con el objeto. 
Constatamos en la clínica lo importante que es para cada uno ser parte, pertenecer. Cuando el sujeto pierde su pertenencia a un grupo, a una asociación, a una jerarquía, a un puesto de trabajo, a una empresa, aunque se queje de sus condiciones laborales tiene regularmente efectos patológicos, porque va mucho mas allá de perder el dinero, el estatuto, el prestigio. Toca a su ser, toca al objeto pequeño a. 
También lo vemos en otros fenómenos. Cuando en París hay jóvenes que me describen el placer que tenían en el Cpct, que es como una familia, un grupo tan confortable. Puedo entender el placer, pero es el problema. Porque en el psicoanálisis, cada uno esta confrontado a su soledad, a su falta, a su miseria, y eso produce una llamada al confort grupal. Y es toda una cuestión saber si debemos poner en marcha aparatos de contra-soledad, de pertenencia. Lacan pensaba que no. 
La École freudienne de Paris era un lugar que no funcionaba, que no tenía un adentro, la asamblea general duraba 15 minutos anuales, no se entendía nada del discurso del secretario, no había ningún documento escrito, y Lacan decía - ¿hay preguntas? Generalmente había uno o dos de algunos sujetos histéricos que querían recibir un golpe en la cabeza por parte de Lacan, y se terminaba la cosa, y no había lugar para quejas. Fue una buena época para el psicoanálisis. Fue la época en la que Lacan construía su enseñanza, y había mucha gente que trabajaba a Freud. Estaban en instituciones como hoy, pero se consideraba que la cuestión de las instituciones no debía ser planteada dentro de la Escuela. Dentro de las instituciones, había el régimen del amo, y cuando uno venía a la Escuela, podía respirar otro aire, y que esto era más importante - formarse como analista, respirar la atmósfera del discurso analítico. Con esto la gente podía cuidarse en las instituciones.
Nosotros lo hemos hecho diferente, los tiempos son distintos, pero si con el pretexto de difundir el psicoanálisis afuera hacemos entrar la atmósfera de afuera adentro, si vamos nosotros mismos a creer lo que decimos afuera, - que somos eficaces, que somos los profesionales más excelentes, que obtenemos efectos terapéuticos tan rápidos que nosotros mismos nos quedamos asombrados de nosotros mismos -, es decir si empezamos con un narcisismo tan desbordante, seguiremos diciendo que somos psicoanalistas, pero quizás nos estamos transformando, como en la obra de Ionesco, El rinoceronte. Bien, es un peligro. Pienso que hay que considerarlo. 
En el tema de la des-inserción, hay qué pensar el tema del lugar, la place, el sitio. En su conferencia sobre su enseñanza, Lacan empieza sobre el concepto de sitio y el sitio se extiende hasta el concepto de espacio, de un espacio métrico. Es muy importante para cada uno su sitio en relación al sitio de los demás. Sabemos los trastornos que produce un cambio espacial de otros para un sujeto, cuando ve a la gente de su propia generación que avanzan más rápido en una jerarquía. Todo esto es algo cotidiano, pero tiene un sentido fundamental. 
También, en el tema de la des-inserción para el encuentro de Barcelona de julio, hay que considerar el tema de la des-inserción del analista - a saber, en qué medida el analista debe insertarse o des-insertarse del discurso del Otro, y en qué sentido. La posición de Lacan nunca fue favorable a la ilusión de extraterritorialidad pero a la vez hablaba de la Escuela como de una base de operaciones contra el malestar de la cultura,  es decir a contracorriente de los valores predominantes, cómo mantener esto sin ser aplastados. Hay que elaborar una postura ya que la presión social del psicoanálisis es mucho más fuerte ahora que antes. 
Antes, los políticos no se preocupaban por el psicoanálisis, sino por su familia o por sus propios trastornos personales, pero no como un problema político. Ahora, el psi es un problema político, administrativo y social. Estamos en una situación histórica inédita que hace mas difícil pensar en nuestra posición. Estamos en cierto modo exiliados del interior, y estamos condenados a cierta astucia con los poderes. 
Ellos se llaman o nos proponen que los llamemos los “partenaires”. Y nosotros consideramos que son agentes del discursos del amo, pero no podemos llamarles asi cuando estamos discutiendo con ellos. Pero entre nosotros, es tanto más importante recordarlo. 
Se pasa muy rápidamente de difundir afuera el psicoanálisis al hecho de abrir las puertas de nuestras bases de operaciones para hacer entrar a los agentes del discurso del amo. Y cuando esto se produce, en mi opinión no va. Son contactos para afuera, no hay que traer esto adentro.
La cuestión es cómo elaborar la extimidad analítica en la sociedad contemporánea. Creo que no es imposible elaborarlo, que hay algunos criterios que permiten decir esto va y esto no va. Creo que debe ser una elaboración provocada y con muchos aportes. No hay una solución en los libros, no hay una formula en Freud y Lacan, porque no fue el problema de su época. Es un problema de nuestra época, reciente. No era un problema en 1980, es un problema en 2008. Es apasionante, y se necesita esa valentía de la cual ha testimoniado Mercedes de Francisco. Debemos hacer algo como tomas de posición fuertes en nuestros debates, no dejar las cosas debajo de la mesa. 
Estamos al inicio del siglo, y al inicio de esta cuestión. No es tan antigua la cuestión sociopolítica para nosotros, es una cosa de este siglo. Hubo un giro al inicio de este siglo con Europa, con el deseo de regularizar el título de psicoterapeuta, es algo reciente. Estamos al inicio de una larga trayectoria y hay libertad entre nosotros para discutir con fuerza de manera que obtengamos una Aufhebung de nuestra posición. 
En mi opinión es de esto de lo que se trata en Pipol 4: se trata del psicoanálisis aplicado pero del psicoanálisis aplicado al psicoanálisis mismo. 


II

Voy a hablar francamente, me parece necesario para que sea un debate productivo. 
Mi intervención es responsable de cierto efecto depresivo. Lo asumo con gusto. Porque percibí que había una “Cpct-manía” en el Campo Freudiano. 
Es como si todo el Campo Freudiano se fuera a reconfigurar a partir del concepto, de la ideología y de la práctica del Cpct. Descubrir esto ha sido para mí asombroso, lo confieso. No lo había percibido, o quizás percibi algunas cosas, pero no lo quería saber - hasta el punto de producir algunos olvidos sintomáticos, de los que he dicho que iba a compartir el análisis. Pero no lo puedo hacer ahora, no será agradable para otros.
Creo, asumo, que si no hubiera intervenido en las ultimas Jornadas de la Ecole de la Cause, cosa que hice por una cadena de efectos contingentes, si no hubiera empezado las Entrevistas de actualidad y si no hubiera venido a Barcelona, la cosa habría sido muy distinta, habría continuado la “Cpct-mania”. No debemos quedarnos en la “Cpct-depresión”, sino abandonar la “Cpct-manía” para salvar lo mejor de la experiencia. 
En mi idea, en mi deseo del Cpct, tal como lo nombré yo, poéticamente, C.p.c.t., se trataba de una experiencia limitada. Porque era peligrosa, porque era una experiencia con un veneno. La había concebido como una ingestión de veneno a dosis homeopáticas. Y gustó tanto este veneno que ahora son botellas y botellas que se beben en todo el Campo Freudiano y en todo el mundo. Es un veneno excelente, un veneno de primera. 
La experiencia Cpct sigue desde hace cinco o seis años en París, desde hace cuatro años en Barcelona, desde hace dos años en otras partes. ¿Qué es esto en comparación del siglo XXI? Son los primeros pasos del bebé, estamos preparando el futuro. Es una experiencia en todas partes, es más amplia. Si la hubiéramos llevado a cabo a pequeña escala, hubiéramos podido percibir algunos peligros, elaborar respuestas. Pero esto es lo ideal, no se realizó así - y seguramente por razones fundamentales. Era como un esbozo de reconciliación del discurso analítico con la sociedad, con el discurso del amo. El resultado fue fulgurante. Se puede decir que ese desborde forma parte de la experiencia. Es una experiencia que debía desbordarse a sí misma. 
Borderías se ha referido, con razón, a lo que dice Lacan en “La dirección de la cura...”: con la oferta hemos creado la demanda. Bien, pero ¿qué hay después? El psicoanalista con su oferta crea la demanda del sujeto, pero no responde a esta demanda que ha creado. Toda la cuestión es no responder a la demanda creada, a la demanda del Otro social. Yo considero simplemente que si el analista ya no responde a la demanda del sujeto, tampoco responde a la demanda del Otro social, debe responder al lado de esta demanda. Si responde a la demanda del Otro social, esto produce los Cpct tal como vemos crecer, y crecer sin límites. Ahora, por el momento, son los miembros y los que están en formación en la Escuela que trabajan en los Cpct, pero en poco tiempo vamos a deber formar rápidamente gente para trabajar en los Cpct para responder a la demanda que crece. Esta es la lógica. 
Me parece más razonable rechazar la demanda del Otro social, o interpretarla, pero no responder a ella directamente. Si no, no es psicoanálisis aplicado a la terapéutica, es asistencia social de orientación lacaniana. Y como la asistencia social de orientación lacaniana no existe, es  asistencia social de pretensión lacaniana. 
Pienso que lo que es urgente es no crecer más, parar con ese crecimiento, que  es totalmente oral. No sé si es devorar al Otro, o si es el Otro el que nos devora. Parece lo mismo: estamos devorando lo que él da, buscamos subvenciones del seno del Otro, y a la vez somos devorados por él, como lo describió Esthela Solano en un momento de la conferencia institucional de la Ecole de la Cause freudienne. Ella fue implicada en esta experiencia desde el inicio, y dijo que algo en el Cpct de Paris nos desborda y nos devora. No estamos aun en este tiempo en España, pero todos los signos son que vamos hacia esto, si no hay un momento de reflexión. 
Lo que digo no tiene nada de final, estoy abierto porque no conozco suficientemente aun la situación en su detalle, espero conocerla con las  cifras. Me equivoqué ya en el pasado, posiblemente me esté equivocando ahora sobre algunos puntos, y me equivocaré en el futuro. No tengo un orgullo que me impida decirlo. Quiero una discusión, pero no puedo esconder el sentimiento de urgencia que me anima;
Esto ha sido no solamente una experiencia sobre lo social, ha sido una experiencia sobre el deseo del analista. 
Es una experiencia sobre si el deseo del analista es suficientemente fuerte en nosotros como para percibir que hay cosas que no se hacen en una Escuela de psicoanálisis o en sus alrededores. Y considero que el deseo del analista tiene cierta debilidad dentro de nosotros. 
No puedo soportar este lenguaje de “partenaire” entre nosotros. Después de años de la enseñanza de Lacan, con lo que nos dice del discurso del amo, estamos con los ayuntamientos, con los consejos regionales, con los ministros, y decimos gracias todo el tiempo.  Debemos defendernos, esto es una cosa, pero entre nosotros ahora, instalar el discurso del amo, después de tantos años...  es algo que no entiendo, y que ustedes me van a ayudar a entender. 
Quizás es un fenómeno generacional: soy de una antigua generación que ha sido izquierdista, y ahora el mundo es pensado de otra manera. Estoy dispuesto a pensarlo, estoy dispuesto a aceptarlo. Pero el problema esta ahí.

III

Hilario Cid: 
La intervención de Jacques-Alain Miller me parece completamente pertinente, pero de hecho es algo que quizás no nos hemos podido expresar con suficiente claridad pero que ya venimos tratando e intentando ver aquí en España. Por eso yo hablaba que tanto Elvira como Manuel Fernández Blanco como Xavier Esqué, lo primero que me dijeron cuando se abrió el Cpct-Malaga fue: “cuidado con el éxito, hay que parar una demanda feroz, hay que pararla”, y de hecho ha sido nuestro objetivo en ese momento.  Ellos que tenían una experiencia de un par de años ya, fue lo primero que nos dijeron y esa ha sido nuestra máxima en el CPCT de Málaga porque veíamos que nos desbordaba.

Elvira Guilañá: 
En la experiencia inicial del Cpct-Barcelona se sabía qué política se quería seguir y era que el Cpct se centrara en la cuestión de lo que sería un laboratorio clínico, un lugar donde se pudiera investigar, colaborar con la formación de los jóvenes y formalizar lo que aprendemos de la clínica. El texto que Jacques-Alain Miller citaba de Lacan, de lo que el psicoanálisis enseña y cómo enseñarlo, de los lugares, es uno de los temas que elegí para la ponencia del Cpct para Pipol 3 y que fuimos trabajando. ¿Como transmitir al Otro de la Escuela y al Otro de lo social la experiencia clínica del Cpct?  Cuando escucha el Otro de la Escuela, siempre hemos destacado estos dos puntos, cuando escucha el Otro de la Escuela nos pone a trabajar para transmitir esta formalización. ¿Cómo construir una base psicoanalítica de síntomas... cómo colabora el Cpct en la formación de los jóvenes? El problema no era ni creo que se haya situado nunca en la cuestión del crecimiento, al contrario, hemos sido muy prudentes. Entre las permutaciones que han habido en el Cpct-Barcelona, renovamos anualmente nuestro pacto de trabajo en todos los Cpct de la red de la ELP, cada año alguien puede decir “tengo deseo, interés en otra cuestión”. De hecho, hay colegas que lo han planteado así y otros han ido entrando. La proporción de equipo es una proporción de equipo limitada y cada año se van uno o dos colegas que quieren orientarse en otras cuestiones y entran uno o dos...

Jacques-Alain Miller:… sobre cuarenta... es una permutación muy limitada. 

Elvira Guilañá : Si, sobre cuarenta. El único crecimiento importante es la incorporación de los participantes del I Stage. Al incorporarse los stages siempre hay un crecimiento que tendremos que tener en cuenta. Es así, es un punto el del crecimiento, tal como usted ha destacado que es importante tener en cuenta, que hay que tener en cuenta y elaborarlo.

Xavier Esqué: Si me parece muy importante y nos viene muy bien poder parar para reflexionar hacia donde van los Cpct. Hay que hacer un poco de historia, al menos aquí en España y es que los Cpct ya de entrada tuvieron una articulación, un acuerdo importante con el discurso del amo, a partir del acuerdo que hubo con el Ministerio y la Secretaria de Asuntos Sociales. Me parece que no se trata en de este momento, de tratar de ver a favor o en contra sino que es una experiencia que pusimos en marcha, que apostamos fuerte por ella y que ahora a partir del cuestionamiento podemos encontrar una respuesta que no estaba al inicio, que no estaba al inicio cuando nos pusimos en marcha. Pero esto nos viene muy bien, diría que aquí no estamos en un punto de manía, empezaba, sí, pero que es una manía que según lo entiendo yo tiene que ver con la misma lógica interna de este aparato que lleva hacia la manía, que lleva al crecimiento. Hay algo que más allá de cada Cpct lleva hacia ahí y entonces, sí, es el momento de parar, analizar y ver cómo resolver este tema de la búsqueda de las subvenciones.

Jacques-Alain Miller: Parece que no se ha tenido en cuenta un hecho esencial. Lo hacemos gratuito, y después decimos - ¡maravilla, todo el mundo viene! Lo hacemos gratuito, es decir que era una cosa que había que hacer en poca cantidad. Que sea gratuito ¿quiere decir que es caridad o bondad por nuestra parte? ¿Es algo admirable que después venga la muchedumbre a comer la sopa popular del psicoanálisis? 
Ayer recibí un mensaje personal, y pedí a la persona autorización para ponerlo en mis Entrevistas de actualidad. Un colega miembro de una ACF dice que lo esencial de toda esta cuestión es la falta - falta de dinero, falta de lugar de escucha... Primer punto - el principio de todo esto es la miseria. Segundo -todos los actores del sistema mienten, el psicoanalista también cuando dice al sujeto que no tiene que pagar nada para acceder a la verdad de su síntoma. Es una mentira, dice, y dice que con esta mentira mantenemos a los sujetos en la miseria. Lo leí ayer a las ocho de la noche y me tocó, porque va mas allá que yo mismo en la lectura analítica de lo que hacemos. Dice que la caza de las subvenciones es el acting out de esta gratuidad, es el plus de goce. No entiendo totalmente su argumento, pero siento que ha captado algo, que ha hecho una lectura analítica de estos fenómenos raros de la experiencia de masas. 
Yo pensaba que era posible como experiencia reducida, vi inmediatamente, el primer día, que el Cpct-Chabrol hacía una llamada mucho mas amplia. Lo dejé ir. Pienso ahora que estaba condenado a este crecimiento, En el principio mismo de la máquina, no existía una frontera. Pienso que con la gratuidad debíamos poner una barrera. Usualmente es el dinero el que pone esa barrera, pero con la gratuidad no hay limite. 
Necesariamente va a darse totalmente contra el muro, no soy yo quién está ahí para pararlo. Es algo que terminaría en el muro, como terminaron otras experiencias de crecimiento excesivo. Y pienso que hubo esta experiencia en Barcelona, si alguno se recuerda. Para mí, desde este texto, la gratuidad está también en cuestión.

Andrés Borderías: 
Preparando mi intervención de hoy, si tuviera que introducir una pregunta, una cuestión fundamental del debate, para mí es si hay posibilidad de una dialéctica con el discurso del amo. Y son las condiciones de limitación las que hacen posible creer que hay una política del síntoma que nos permita mantener una cierta dialéctica. Porque si esta es la cuestión, entonces se trata de definir las cuestiones de limitación en su justo término, el crecimiento del equipo, el número de pacientes que se atienden. La limitación si no es por la vía del dinero es por la vía del tiempo que se atiende, es por la definición del ciclo, es por al definición de los efectos obtenidos. Me parece que hay una posibilidad de mantener esta experiencia si respetamos las condiciones de limitación, las subvenciones que aceptamos y las que rechazamos, el tipo de interlocutores que nos queremos encontrar y los que no, mantener una evaluación permanente sobre este punto.

Hebe Tizio: 
Celebro la posibilidad de esta discusión porque me estaba acordando de lo que había como previos a la creación del Cpct y era justamente una discusión sobre cómo generar transferencias y había pensado algo en relación al Cpct como una forma justamente de no de responder al discurso del amo sino de creación de transferencias. Es decir, qué gente podía por esta vía entrar en análisis y creo que lo que la experiencia demuestra es que esto no sucede, con lo cual me parece que el tema de la discusión centrado en el Cpct tiene toda su importancia si lo remitimos al tema de la formación del analista, y a algo que acaba de decir Miller que es realmente sobre el tema del deseo del analista.  Porque si originariamente la preocupación nuestra era cómo generar transferencias para asegurar el recambio generacional y el futuro del psicoanálisis, me parece que la cuestión del Cpct, en todo caso, tiene una evidencia sintomática, pero que la discusión de fondo tiene que ver con este punto, la formación de los analistas y el deseo del analista que es un tema del que hemos dejado de hablar. Hemos tenido como una suerte de invasión de psicoanálisis aplicado y estas cuestiones han quedado de lado. Creo que si retomamos verdaderamente estas cuestiones de fondo automáticamente se reubicará lo del Cpct.

Laura Canedo: 
Debo decir que cuando leo “psicoanálisis aplicado a la terapéutica” no me resulta muy cómodo. Yo tengo el sentido de que no se trata de psicoanálisis aplicado a la terapéutica sino que se trata más bien, ya que tiene que ver con la Escuela, de la formación del analista y en tanto tal de la aplicación del psicoanálisis puro pero a la clínica. Y tengo la sensación de que cuando estamos con toda la cuestión de la terapéutica estamos con esta cuestión de la demanda del Otro social y que hay que volver un poco a la cuestión más de la clínica... Tengo la sensación de que a veces los Grupos de Investigación, los trabajos llevan a una lectura desde la terapéutica y no me parece interesante.

Pilar Gonzalez: 
Quiero retomar lo que me parece muy interesante que ha dicho Jacques-Alain sobre el deseo del analista.  Un joven con fracaso escolar me dijo que odiaba a los maestros porque nos quieren ordenar para incluirnos en un mundo profundamente desordenado. Yo pienso que la demanda del Otro social es justamente que insertemos a los desinsertados. Parece que el semblante que en este momento tiene el Cpct es un semblante del Otro del amor, de la caridad y en cierto modo del engaño. Para el Otro social que hace esta demanda de que insertemos a los desinsertados, quizás el riesgo sería que nos coloquen en el lugar de la religión, algo que cumple una función de insertar a estos desinsertados por esa vía. En realidad, lo que ha dicho Bassols de desinsertar al sujeto de su forma de goce para conectarlo al Otro del discurso, evidentemente es nuestro objetivo. Todos sabemos en un análisis el recorrido que lleva eso y por tanto tal como se plantea en el Cpct quizás tengamos que ser muy humildes de lo que podemos conseguir, pero toda esta discusión me lleva a la pregunta sobre qué podríamos cambiar para orientarnos por el deseo del analista, porque pienso que tal como nos presentamos y tal como el Otro social recibe nuestra respuesta hay bastantes dificultades.

Jacques-Alain Miller:
Estoy esperando las cifras en Francia. Ahora tengo cifras de julio de 2004 y julio de 2008, es una multiplicación por tres o cuatro veces más. Iba a terminar por constatar que no teníamos suficientes obreros en el Cpct y que debíamos formar ahora rápidamente gente que pudieran trabajar en el Cpct porque teníamos los medios para hacerlo. Me hizo pensar en la construcción de las pirámides, como en la película de Cecil B de Mille, “Los diez mandamientos”. 
Y se trabaja sobre que? Sobre temas decididos por el gobierno Ahora los gobiernos se interesan por la obesidad. ¿Cuáles son los proyectos? Crear un Cpct-obesidad en Francia. Estamos por seguir los pasos del discurso del amo, decimos a los poderes que tenemos a gente para eso. Y ahora se crea un Grupo de Investigación en la Escuela sobre la obesidad. 
¿En qué momento nuestra obesidad nos va a convencer de hacer un tratamiento? Lo interesante - no he terminado de entenderlo - es la dominación de la pulsión oral en este cuestión del Cpct. Quizás hay que pasar del período histérico del Cpct al período obsesivo. Un poco de pulsión anal quizás. Quizás seria necesaria una dialéctica entre la pulsión oral y la pulsión anal.



Transcripción: Elvira Guilañá. 
Establecimiento del texto: Miquel Bassols

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