jueves, 4 de diciembre de 2008

LA LÓGICA DEL FANTASMA

LA LÓGICA DEL FANTASMA: TOMAR EN SERIO LO QUE OCURRE EN NUESTRA VIDA DE TODOS LOS DÍAS.

Mónica Marciano

(*) Jornadas Aniversario "30 años de Escuela (1974-2004)". Escuela Freudiana de Buenos Aires. 1, 2, 3 y 4 de Julio de 2004.

Mis ojos ya no ven / Mis ojos no son más que vacío y fuego (Dmitri Shostakovich)

"Lady Macbeth de Mtsensk" (Acto II, cuadro V)

Feliz ocasión la de estas jornadas, festejar los 30 años de nuestra valiosa y pujante Escuela. A modo de homenaje, les propongo trabajar algunos recortes de un texto tan opaco como productivo: el Sem. XIV, "La Lógica del fantasma", que Lacan dictara entre fines del 66 y mediados del 67. Quiero subrayar que lo que sigue, lleva las trazas de un sostenido trabajo de escuela, que se ha ido articulando en la interlocución, la polifonía, la lectura, la práctica … distintas modalidades en que recreamos la clínica psicoanalítica. Nombro mi deuda y mi gratitud con quienes de un modo u otro y desde distintas funciones, contribuyen al sostenimiento de esta comunidad de experiencia que promueve el crecimiento y genera posibilidades. Evoco también a quienes hoy, por diferentes motivos, ya no nos acompañan con su presencia, pero que han dejado su huella iluminadora y entrañable.

Entonces, el Sem. XIV. Puede inventarse una lógica para dar cuenta de ese territorio de difícil acceso que es el fantasma en el que confluyen el sujeto del Inconciente, el deseo, la pulsión y el goce? Lacan prueba, juega, dialoga con la topología, la lógica proposicional, la teoría de conjuntos, el número de oro, el semigrupo de Klein, toma, transforma, usa como le parece aquello que encuentra a su alcance y que puede aportar agua para su molino; y se encuentra con los límites de toda formalización, límites que empujarán la teoría y lo llevarán a intentar otras respuestas en sucesivos seminarios.

En esa complejidad, para no perder el rastro, digamos que una de las cosas que nos importa es la lógica, por su valor de escritura. Hay un sistema de reglas escriturales, el sujeto se compromete con esas reglas, o mejor, esas reglas lo comprometen al sujeto. Todo lo que se deduzca de esos términos, lo obliga a una interpretación, a otorgarle un valor de verdad. Entonces, no sólo se escribe en qué logica algo es dicho, sino también se escribe su límite. Lacan subraya el tomar en serio lo que no puede decirse pero puede escribirse.

Cito a Carlos Ruiz: "Averiguar qué quiere decir tomarse las cosas en serio, es seguir las huellas de las relaciones entre estructura y escritura, en particular precisar lo que se entiende por escritura: una escritura se establece cuando una convención de lectura permite leer en ciertas marcas, algo de la estructura" ("Estructura y escritura en Psicoanálisis")

Sirviéndose de nuevos recursos Lacan vuelve a una fórmula que es anterior a este seminario, la formula que él propone para el fantasma, y aquí intenta precisar, partiendo de la repetición, la relación entre el sujeto dividido, desprendido del campo del Otro como efecto del significante y lo que se produce en ese mismo movimiento, pero que es heterogéneo, el objeto a. Es decir que reintroduce lo que los lógicos dejan afuera: el problema del sujeto, supuesto por el Psicoanalisis, y el problema del cuerpo.

Para pensar la existencia lógica del sujeto del Inconciente como efecto de discurso en el dispositivo analítico, apelamos a un grupo de operaciones que se cumplen, como anticipamos, a partir de la repetición, condición de posibilidad ofertada por la estructura misma del lenguaje. En un primer salto cualitativo, se produce la elección forzosa que instala el ser. Esta primera alienación escribe un trazo en lo real, que rechaza al sujeto por venir, instaurando un ser en falta: hay lenguaje, pero no hay universo de discurso que diga por completo que objeto es el sujeto para el Otro. Es este un tiempo prehistórico, inhibitorio, de primacía del fantasma del Otro y de la letra.

Tenemos que considerar que, tratándose del hablante, el lenguaje no se limita a un mero automatismo combinatorio. La repetición, es repetición de la demanda. La demanda toca la carne y hace de la materia, cuerpo traumatizado por la exigencia pulsional que se quema en una exitación sin descanso, superficie de inscripción, cifrado de goce.

Entiendo que el objeto a, también llamado plus de goce, articulado al sujeto dividido a través del losange de la fórmula del fantasma, escribe -otra vez la escritura- lo que no puede decirse de ese cuerpo pero que le es propio. Lo que excede la causa de deseo, lo que excede las distintas especies de objeto que conocemos: seno, heces, mirada, voz, reguladas en ecuación, lo que excede los intercambios y es incompartible. El cuerpo para el Psicoanalisis, no es sólo sustancia extensa, es sustancia gozante.

Cito a Lacan:

" Decir que no hay goce sino del cuerpo, esto les rehusa los goces eternos. Está ahí lo que llamé valor ético del materialismo: tomar en serio lo que ocurre en nuestra vida de todos los días. Si hay una cuestión de goce, mirarlo cara a cara, y no mandarlo a las mañanas que cantan. No hay goce sino del cuerpo, esto responde muy precisamente a la exigencia de verdad que hay en el freudismo" ( Sem XIV, clase 31/5/67 )

No hay goce sino del cuerpo, de ese cuerpo bordeado por la deriva pulsional. Es lo mismo decir goce y decir pulsión? Sabemos de su cercanía; aporta a la clínica pensar sus diferencias. La pulsión es un concepto que ubica las transformaciones que se producen en el viviente por efecto de la demanda, aquello que en rigor hace un cuerpo, el cuerpo que el hablante no es: tiene ese cuerpo tan propio, tan ajeno, que también es Otro, es otra modalidad del Otro, con mayúsculas. El sujeto se desvanece frente a la demanda, su realización es imposible, su satisfacción es imposible: queda la insistencia de un recorrido, que en tanto es trama de lenguaje, repite e historiza ese fracaso. De ese recorrido queda un saldo, mudo: es el goce. Ello, sede de la pulsión, habla. El goce, no. Como la frase del epígrafe, de la inquietante ópera de Shostakovich: el goce es evocado allí, en esos ojos que no ven, que son vacío y fuego.

Hablamos antes de una primera operación en lo relativo a la causación del sujeto, aquella relativa al ser. Es tiempo de ocuparnos de un segundo movimiento, porque como dice Lacan, los goces no son eternos ni se tramitan en la esperanza de las mañanas que cantan. Quedará para otra oportunidad interrogar el paso teórico que lleva del goce a los goces distinguidos y especificados según el anudamiento borromeo de Real, Simbólico e Imaginario.

El planteo que hace aquí Lacan esclarece la clínica y renueva el entusiasmo que nuestra práctica nos produce. Es menester una segunda vuelta para que el acto complete su recorrido y del corte se desprendan el sujeto dividido y el a. Esa nueva alienación implica apostar al pensamiento en tanto asociación libre, correlato de un pensamiento sin "Je", dice Lacan. Si la apuesta se sostiene, el lenguaje se ordena en discurso, por la transferencia y en tanto el analista se presta al lugar del semblante esa apariencia. Entonces, por acción de la palabra, algo de ese goce, silencioso, extranjero y desértico, puede ser parcialmente rechazado, puede ser traducido para volver a alcanzarlo, transmutado, de goce sin deseo a territorio en el que se desplaza el gusano de la causa.

Es por lo que se dice en un análisis que el rechazo del ser se efectiviza y alcanza su enorme productividad. Esa productividad se sostiene en el fantasma, y su máxima expresión, es, paradojalmente, su atravesamiento, el poder ir mas allá de esa ficción modulada para el Otro.

El axioma fantasmático no es una verdad mas verdadera : es aquella argumentación sobre la cual el sujeto ha decidido, sin saber que ha decidido perder en lo que eligió. El fantasma responde donde sólo hay vacío, enmarca, viste y el sujeto es responsable de la lectura que conlleva. En tanto el hablante hace su juego, alcanza, por vía de una elección imposible, lo que el pensamiento inconciente aporta El goce se descifra: ese es el efecto de la ley y de la castración. En la apertura a las formaciones del Inconciente, la retórica trastoca los sentidos pre-establecidos tramitando lo que habrá sido cantidad traumática a través de un recorrido de múltiples y complejas ligaduras, de sucesivas pérdidas efecto de la lectura a la letra.

Concluyo con un brevísimo recorte clínico: Una joven de 20 y pico consulta, entre otras cosas porque no puede "dejar de comer porquerías. Lo que como me revienta, me envenena. Por qué no puedo decir este es mi plato, esto me viene bien? " En una vuelta de su análisis insiste en que su madre, gastronómica, la obligó a hacer la carrera de cheff para jerarquizar la pequeña empresa familiar y ser su sostén en la vejez. Dice: "Le dí el título, pero jamás toqué una cuchara. Me dedico a otras cosas" Despues de un largo silencio, continúa: "A mis suegros les gusta que cocine, pobres viejos!. Me pidieron que haga … pucheros" Una carcajada sanciona el lapsus. Cuando puede parar de reírse, agrega: "Puchero! Les cociné puchero! A mi que me embola! Es que después me dicen qué linda la nena, cómo cocina, y eso me encanta!"

Junto con la sorpresa y el desconcierto, la risa descifra el goce que está más alla del sentido. Gracias a la letra, que se escribe en lo que se lee, la palabra toma cuerpo y el encantamiento se rompe: ni la nena que hace pucheros y traga porquerías que la envenenan, ni la linda que, cocinando, se ocupa de que los viejos puchereen. Habrá que volver a elegir, reescribir la carta. La pregunta le retorna: qué plato le apetece? Entre el sujeto y el Otro, la hiancia irreductible que hace imposible la reciprocidad. Circularidad y torción en el retorno, el pincel del análisis delinea un borde en el que se superponen dos carencias.

Lo logrado de lo fallido le procura un lugar al sujeto en lo que del lenguaje se ordena en discurso y compromete radicalmente al cuerpo. Será en la vida de todos los días donde las operaciones producidas y leídas en un análisis alcancen su eficacia.. Esas transformaciones dirán si el goce se ha mirado cara a cara, si se ha tocado en su economía , permitiendo su redistribución.

1 comentario:

  1. Si entiendo bien... seria entonces mediante el fantasma una forma de tramitar el goce, redistribuir su energía por medio de la palabra, y a su ves permitir una interacción con el objeto a ? siendo entonces también nubla dora de la falta.

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