miércoles, 6 de noviembre de 2013

Carta de Nadezhda Tolokonnikova a Slavoj Žižek - 23 de febrero 2013





Estimado Slavoj,
Un día en el otoño de 2012, cuando aún estaba en prisión en Moscú, con dos de los otros activistas de Pussy Riot, les visitó.En un sueño, por supuesto.
Recogimos el argumento sobre los caballos, sobre el mundo de los espíritus, de las travesuras y la irreverencia, así como por qué y cómo todo lo anterior firmemente conectados entre sí.
Dio la casualidad de que Pussy Riot pasó a formar parte de un grupo que tiene como objetivo criticar, crear, experimentar y sin descanso provocar. Para girar a la famosa fórmula de Nietzsche, que los hijos de Dioniso estábamos flotando en un barril y reconocido ninguna autoridad. Somos parte de una fuerza que no da respuestas definitivas y no proclamar verdades absolutas. Nuestra función es la de cuestionar. Por un lado, están los arquitectos de la estabilidad apolíneo por el otro, los cantantes (punk) de dinamismo y el devenir. Algunos son mejores que otros. Pero sólo juntos podemos garantizar el funcionamiento de la respiración eterna del mundo, o para citar a Heráclito: "Este universo, que es el mismo para todos, no ha sido hecha por cualquier dios u hombre, pero siempre ha sido, es, y será un fuego siempre vivo, encendiendo sí a través de medidas regulares y salir por las medidas regulares ".
Somos parte de la rebelión que desean para la tormenta (en cuanto a buscar la paz) ¹, y creemos que la verdad sólo se encuentra en una búsqueda sin fin. Como Nicolas Berdyaev ², en su "Ensayo de la autobiografía", escribió: "No hay una verdad como un objeto que se pone en mí como una realidad que cae sobre mí desde el cielo. La verdad es el camino de la vida, es una conquista espiritual. La verdad es concebida en la libertad y por la libertad ". [...]" Yo veo al cristianismo como una rebelión contra el mundo y su ley ". [...] "A veces un pensamiento pesadilla pasó por mi cabeza: ¿qué pasa si la ortodoxia esclavo está bien, entonces estoy perdido, pero rápidamente descartó esta idea." En este sentido no hay diferencia entre la retórica de Pussy Riot y el filósofo religioso ruso. En 1898, Berdyaev fue detenido por su participación en el movimiento estudiantil socialdemócrata y fue acusado de "intención de socavar los cimientos de la monarquía y la iglesia." Él fue exiliado de Kiev durante tres años en la provincia de Saratov. Así que si el "espíritu del mundo" te golpea, no esperes que sea sin dolor.
La intuición - que los ciegos están guiando a otro ciego - es muy importante. La clave es entender que esta edad es ciego, incluso usted. Este conocimiento permite a una persona, tal vez por primera vez en su vida, para dudar de su orientación natural, que tiene sus raíces en la piel y los huesos, y que siempre amenaza con derramarse por todo su ser, generando terror.
Sería tentador pensar que el fundamentalismo es la única situación que engendra terror. En realidad, los fundamentalistas son sólo la parte visible del iceberg. Recordemos el viejo lema anti-fascista: "Mientras que los fascistas hicieron su muerte, están en el poder llevó la cubierta." Por iniciativa de una organización ultraconservadora, el Consejo del Pueblo, se inició un proceso en contra de mi amigo Andrei Erofeev por su Prohibida Exposición de arte en el año 2006 (que él arriesgó un par de años en prisión), y él dijo: "Si las acciones del Consejo Popular no habían sido aprobados por las estructuras del Estado, este proceso no hubiera tenido lugar". Esto sugiere que la orientación que pueden dar lugar a la aparición de la violencia se reproduce por los "expertos" que están cerca del poder y supuestamente competente para tomar ciertas decisiones. Como Laurie Anderson ³ cantó: "Sólo un experto puede hacerse cargo del problema." Nosotros, junto con Laurie, haríamos bien en echar una paridad con los expertos y mirarnos a nosotros mismos para resolver nuestros problemas. Debido a la condición de experto no le da acceso al Reino de las verdades absolutas.
Los que vinieron con el dicho "la verdad sale de la boca de los niños" estaban lejos de ser estúpido. No es por nada que en Rusia los inocentes, los locos por Cristo son tan venerados. En enero de 2012 Pussy Riot honrado el tonto ruso realizando en la Catedral de San Basilio el Bendito, situado en el centro político de la capital rusa, en la Plaza Roja. Sensibilidad al espíritu de los tiempos y la adecuación cultural no se une a los títulos de las instituciones o maletines y carteras de los funcionarios de educación superior, sino más bien, como se suele decir, sin orden ni concierto. Humor, clown, la irreverencia también pueden ser de utilidad en la búsqueda de la verdad. La verdad es que muchos lados y muchas personas buscan. Y todos ellos difieren el uno del otro. "Diferentes pero iguales", proclama otro eslogan anti-fascista.
Y creo que Platón estaba equivocado y que el hombre no es sólo el "bípedo sin plumas", como lo describió. El hombre tiene más dudas que un gallo desplumado. Y me encanta esta gente: dionisíaco, espontáneo entender algo nuevo y diferente, prefiriendo movimiento y la inspiración a los dogmas y reglas inmutables. En resumen, los niños portadores de la verdad.
Dos años de cárcel para Pussy Riot - nuestro tributo al destino dado a nosotros por su agudo sentido del oído, lo que nos permite jugar la nota de A, aunque las tradiciones de larga data se utilizan para escuchar a G plana.
¿Cómo resolver la disputa entre los expertos y los niños? No se. Pero una cosa que puedo decir con certeza: el papel de los niños, como en los días de Herodes, es el de la resistencia, al igual que Moisés nos encontraremos con la canasta con la hija del Faraón, que vendrá en nuestra ayuda. En las vidas de aquellos que, como los niños, se encuentra la victoria de la verdad sobre la mentira, de la ayuda mutua, y vivir según la virtud de dar, siempre en el momento oportuno se producirá un milagro.
Yours,

Nadezhda
1. Cita del poema de Mikhail Lermontov de (1814-1841) "El Velero"
2. Filósofo ruso (1874-1948) se exilió en Francia.
3. Músico y artista multimedia nacido en 1947 y esposa de Lou Reed.

lunes, 21 de octubre de 2013

Amamos a aquel que responde a nuestra pregunta: ¿Quién soy yo?


"Amamos a aquel que responde a nuestra pregunta: 
¿Quién soy yo?" 
Entrevista a Jacques-Alain Miller.
Por
Hanna Waar 


 "Hijo espiritual" de Jacques Lacan, Jacques-Alain Miller explora a su vez la cuestión del amor que el padre del pensamiento psicoanalítico contemporáneo evocaba en 1973 en uno de sus más famosos seminarios: "Aún", en El Seminario, vol XX 
(Seuil, "Essais", 1999). 

Es el fundador de la Escuela de la Causa Freudiana. 
Ultima obra aparecida: Le secret des dieux (Navarin editores, 2005). 

"Amamos a la persona que protege, o una imagen narcisista de uno mismo". 
"El amor se dirige a aquel que, pensamos, conoce nuestra verdad y nos ayuda a encontrarla soportable", 
 Jacques-Alain Miller. 

Mirada de un psicoanalista sobre esta cuestión fundamental. 

-Hanna Waar: ¿El psicoanálisis enseña algo sobre el amor? 

-Jacques-Alain Miller: Mucho, pues es una experiencia cuyo resorte es el amor. Se trata de ese amor automático, y a menudo inconsciente, que el analizante dirige al analista, y que se llama la transferencia. Es un amor artificial, pero de la misma estofa que el amor verdadero. Saca a la luz su mecánica: el amor se dirige a aquel que usted piensa que conoce vuestra verdad verdadera. Pero el amor permite imaginar que esta verdad será amable, agradable, mientras que de hecho es muy difícil de soportar. 

-H.W.: ¿Entonces, qué es verdaderamente amar? 

-J-A.M.: Amar verdaderamente a alguien es creer que amándolo, se accederá a una verdad sobre sí mismo. Amamos a aquel o a aquella que esconde la respuesta, o una respuesta a nuestra pregunta: "¿Quién soy yo?" 

-H.W.: ¿Por qué algunos saben amar y otros no? 

-J-A.M.: Algunos saben provocar el amor en el otro, los serial lovers, si puedo decirlo, hombres y mujeres. Saben qué botones apretar para hacerse amar. Pero ellos no aman necesariamente, juegan más bien al gato y al ratón con sus presas. Para amar, hay que confesar su falta, y reconocer que se necesita al otro, que le falta. Aquellos que creen estar completos solos, o quieren estarlo, no saben amar. Y a veces, lo constatan dolorosamente. Manipulan, tiran de los hilos, pero no conocen del amor ni el riesgo ni las delicias. 

-H.W.: "Estar completo solo": sólo un hombre puede creer eso… 

-J-A.M.: ¡Bien dicho! Amar, decía Lacan es dar lo que no se tiene. Lo que quiere decir: amar es reconocer su falta y darla al otro, ubicarla en el otro. No es dar lo que se posee, bienes, regalos. Es dar algo que no se posee, que va más allá de sí mismo. Para eso, hay que asumir su falta, su "castración", como decía Freud. Y esto, es esencialmente femenino. Sólo se ama verdaderamente a partir de una posición femenina. Amar feminiza. Por eso el amor es siempre un poco cómico en un hombre. Pero si se deja intimidar por el ridículo, es que en realidad, no está muy seguro de su virilidad. 

-H.W.: ¿Sería más difícil amar para los hombres? 

-J-A.M.: ¡Oh sí! Incluso un hombre enamorado tiene retornos de orgullo, lo asalta la agresividad contra el objeto de su amor, porque este amor lo pone en una posición de incompletud, de dependencia. Por ello puede desear a mujeres que no ama, para reencontrar la posición viril que él pone en suspenso cuando ama. Freud llama a este principio la "degradación de la vida amorosa" en el hombre: la escisión del amor y del deseo. 

-H.W.: ¿Y en las mujeres? 

-J-A.M.: Es menos habitual. En el caso más frecuente, hay desdoblamiento del partenaire masculino. De un lado, está el amante que las hace gozar y que desean, pero está también el hombre del amor, que está feminizado, profundamente castrado. Sólo que no es la anatomía la que comanda: hay mujeres que adoptan una posición masculina, incluso las hay cada vez más. Un hombre para el amor, en la casa, y hombres para el goce, que se encuentran en Internet, en la calle, o en el tren… 

-H.W.: ¿Por qué cada vez más? 

-J-A.M.: Los estereotipos socioculturales de la feminidad y de la virilidad están en plena mutación. Los hombres son invitados a alojar sus emociones, a amar, a feminizarse. Las mujeres conocen, por el contrario, un cierto "empuje al hombre": en nombre de la igualdad jurídica, se ven conducidas a repetir "yo también". Al mismo tiempo, los homosexuales reivindican los derechos y los símbolos de los héteros, como el matrimonio y la filiación. De allí que hay una gran inestabilidad de los roles, una fluidez generalizada del teatro del amor, que contrasta con la fijeza de antaño. El amor se vuelve "líquido", constata el sociólogo Zygmunt Bauman[1]. Cada uno es conducido a inventar su propio "estilo de vida", y a asumir su modo de gozar y de amar. Los escenarios tradicionales caen en lento desuso. La presión social para adecuarse a ello no ha desaparecido, pero es baja. 

-H.W.: "El amor siempre es recíproco", decía Lacan. ¿Aún es verdadero en el contexto actual? ¿Qué significa eso? 

-J-A.M.: Se repite esta frase sin comprenderla, o se la comprende de través. No quiere decir que basta con amar a alguien para que él lo ame. Eso sería absurdo. Quiere decir: "Si yo te amo, es que tú eres amable. Soy yo quien ama, pero tú, tú también estas implicado, puesto que hay en ti algo que hace que te ame. Es recíproco porque hay un ir y venir: el amor que tengo por ti es el efecto de retorno de la causa de amor que tú eres para mí. Por lo tanto, algo tú tienes que ver. Mi amor por ti no es sólo asunto mío, sino también tuyo. Mi amor dice algo de ti que quizá tú mismo no conozcas." Esto no asegura en absoluto que al amor de uno responderá el amor del otro: cuando eso se produce siempre es del orden del milagro, no se puede calcular por anticipado. 

-H.W.: No se encuentra a su cada uno o a su cada una por azar. ¿Por qué él? ¿Por qué ella? 

-J-A.M.: Existe lo que Freud llama Liebsbedingung, la condición de amor, la causa del deseo. Es un rasgo particular –o un conjunto de rasgos- que tiene en cada uno una función determinante en la elección amorosa. Esto escapa totalmente a las neurociencias, porque es propio de cada uno, tiene que ver con la historia singular e íntima. Rasgos a veces ínfimos están en juego. Freud, por ejemplo, había señalado como causa del deseo en uno de sus pacientes ¡un brillo de luz en la nariz de una mujer! 

-H.W.: Nos es difícil creer en un amor fundado sobre esas naderías. 

-J-A.M.: La realidad del inconsciente supera a la ficción. Usted no tiene idea de todo lo que se funda, en la vida humana, y especialmente en el amor, en bagatelas, cabezas de alfiler, "divinos detalles". Es verdad que es sobretodo en el macho que encontramos tales causas del deseo, que son como fetiches cuya presencia es indispensable para desencadenar el proceso amoroso. Particularidades nimias, que recuerdan al padre, la madre, el hermano, la hermana, tal personaje de la infancia, juegan también su papel en la elección amorosa de las mujeres. Pero la forma femenina del amor es más erotómana que fetichista: quieren ser amadas, y el interés, el amor que se les manifiesta, o que suponen en el otro, es a menudo una condición sine qua non para desencadenar su amor, o al menos su consentimiento. El fenómeno está en la base de la conquista masculina. 

-H.W.: ¿Usted no le adjudica ningún papel a los fantasmas? 

-J-A.M.: En las mujeres, sean concientes o inconscientes, son determinantes para la posición de goce, más que para la elección amorosa. Y es a la inversa para los hombres. Por ejemplo, ocurre que una mujer no pueda obtener el goce – digamos el orgasmo – sino a condición de imaginarse a sí misma durante el acto, siendo golpeada, violada, o siendo otra mujer, o incluso estando en otra parte, ausente. 

-H.W.: ¿Y el fantasma masculino? 

-J-A.M.: Está muy en evidencia en el enamoramiento. El ejemplo clásico, comentado por Lacan, está en la novela de Goethe[2], la súbita pasión del joven Werther por Charlotte, en el momento en que la ve por primera vez, alimentando a un grupo de niños que la rodea. Aquí es la cualidad maternal de la mujer lo que desencadena el amor. Otro ejemplo, tomado de mi práctica, es este: un jefe en la cincuentena recibe candidatas para un puesto de secretaria. Una joven mujer de 20 años se presenta y le desencadena inmediatamente su fuego. Se pregunta lo que le pasó, entra en análisis. Allí descubre el desencadenante: encontró en ella rasgos que le evocaban lo que él mismo era a los 20 años, cuando se presentó a su primera solicitud de trabajo. De algún modo se enamoró de sí mismo. 

-H.W.: ¡Se tiene la impresión de que somos marionetas! 

-J-A.M.: No, entre tal hombre y tal mujer, nada está escrito por anticipado, no hay brújula, no hay relación preestablecida. Su encuentro no está programado como el del espermatozoide y el del óvulo; nada que ver tampoco con los genes. Los hombres y las mujeres hablan, viven en un mundo de discurso, es eso lo que es determinante. Las modalidades del amor son ultrasensibles a la cultura ambiente. Cada civilización se distingue por el modo en que estructura su relación entre los sexos. Ahora, ocurre que en Occidente, en nuestras sociedades, a la vez liberales, mercantiles y jurídicas, lo "múltiple" está en camino de destronar el "Uno". El modelo ideal de "gran amor para toda la vida" cede poco a poco el terreno ante el speed dating, el speed living y toda una profusión de escenarios amorosos alternativos, sucesivos, incluso simultáneos. 

-H.W.: ¿Y el amor en su duración?, ¿en la eternidad? 

-J-A.M.: Balzac decía: "Toda pasión que no se crea eterna es repugnante"[3]. ¿Pero el vínculo puede mantenerse toda la vida en el registro de la pasión? Cuanto más un hombre se consagra a una sola mujer, más ella tiende a tomar para él una significación maternal: tanto más sublime e intocable cuanto más amada. Son los homosexuales casados lo que desarrollan mejor este culto de la mujer: Aragon canta su amor por Elsa cuando muere, ¡buen día a los muchachos! Y cuando una mujer se apega a un solo hombre, lo castra. Por lo tanto, el camino es estrecho. El mejor destino del amor conyugal es la amistad, decía en esencia Aristóteles. 

-H.W.: El problema, es que los hombres dicen no comprender lo que quieren las mujeres, y las mujeres, lo que los hombres esperan de ellas… 

-J-A.M.: Sí. Lo que es una objeción a la solución aristotélica es que el diálogo de un sexo con el otro es imposible, suspiraba Lacan. Los enamorados están de hecho condenados a aprender indefinidamente la lengua del otro, a tientas, buscando las claves, siempre revocables. El amor, es un laberinto de malentendidos cuya salida no existe. 

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Traducción: 
Silvia Baudini 
Entrevista:
Hanna Waar.
Para:
Psychologies Magazine, octubre 2008, n° 278. 
Tomado de:
Consecuencias, Revista Digital de Psicoanálisis, Arte y Pensamiento.
Edición #6 Junio 2011.


1- BAUMAN, Zygmunt:. Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. 
2- GOETHE, Johann Wolfgang: Los sufrimientos del joven Werther. 
3- HONORATO de BALZAC: en La Comedia humana, volumen VI "Estudios de las costumbres: escenas de la vida parisina".

viernes, 23 de agosto de 2013

TOC

La primera vez que la vi…
Todo en mi cabeza se silenció
Todos los ticks, las imágenes constantes desaparecieron.
Cuando tienes trastorno obsesivo compulsivo en realidad no tienes momentos callados.
Inclusive en la cama estoy pensando:
¿Cerré las puertas? Sí
¿Me lavé las manos? Sí
¿Cerré las puertas? Sí
¿Me lavé las manos? Sí
Pero cuando la vi, la única cosa en la que pude pensar fue en la curva de la horquilla de sus labios.
O la pestaña en su mejilla–
La pestaña en su mejilla–
La pestaña en su mejilla.
Sabía que debía hablar con ella
La invité a salir seis veces en treinta segundos.
Ella dijo que sí después de la tercera, pero ninguna de las veces que pregunté se sintió bien así que tenía que seguir haciéndolo.
En nuestra primera cita, pasé más tiempo organizando mi comida por colores de lo que pasé comiéndola o hablando con ella.
Pero le encantó.
Le encantaba que tuviera que besarla para despedirme 16 veces, o 24, o si era miércoles.
Le encantaba que me tomaba todo el tiempo caminar hacia casa porque había muchas grietas en la banqueta.
Cuando nos mudamos juntos ella dijo que se sentía segura, como si nadie nos fuera a robar porque definitivamente había cerrado la puerta 18 veces,
Yo siempre veía su boca cuando hablaba–
Cuando hablaba–
Cuando hablaba–
Cuando hablaba–
Cuando hablaba;
Cuando me dijo que me amaba, su boca se curveaba hacia arriba en los bordes.
En la noche ella se acostaba en la cama y me veía apagar todas las luces, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas.
Ella cerraba los ojos y se imaginaba que los días y las noches pasaban frente a ella.
Algunas mañanas empezaba a besarla para despedirme y ella sólo se iba porque estaba haciéndola llegar tarde al trabajo.
Cuando me detenía en las grietas de la banqueta ella seguía caminando.
Cuando me decía que me amaba su boca era una línea recta.
Me dijo que estaba tomando mucho de su tiempo.
La semana pasada empezó a dormir en casa de su madre.
Me dijo que nunca debió dejarme apegarme tanto a ella; que todo esto fue un error, pero…
¡¿Cómo puede ser un error que no tenga que lavarme las manos después de tocarla?!
El amor no es un error y me está matando que ella pueda salirse de esto y yo no.
No puedo–No puedo salir y encontrar a alguien nuevo porque siempre pienso en ella.
Usualmente cuando me obsesiono con algo veo gérmenes escabulléndose en mi piel.
Me veo a mí mismo siendo atropellado por una infinita línea de coches.
Y ella fue la primera cosa hermosa en la que alguna vez me he estancado.
Quiero despertar todas las mañanas pensando en la manera en la que agarra el volante.
Cómo mueve las manijas de la regadera como si estuviera abriendo una caja fuerte.
En cómo sopla las velas–
cómo sopla las velas–
cómo sopla las velas–
cómo sopla las velas–
cómo sopla…
Ahora sólo pienso en quién más está besándola.
No puedo respirar porque él sólo la besa una vez­– ¡No le importa si es perfecto!
La quiero de regreso tanto que…
Dejo la puerta sin cerrar.
Dejo las luces prendidas.

miércoles, 21 de agosto de 2013

HACE ALGÚN TIEMPO



Hace algún tiempo
fuimos todas las películas de amor mundiales
todos los árboles del infierno.
Viajábamos en trenes que unían nuestros cuerpos
a la velocidad del deseo.

Como siempre, la lluvia caía en todas partes.

Hoy nos encontramos en la calle.
Ella estaba con su marido y su hijo;
éramos el gran anacronismo del amor,
la parte pendiente de un montaje absurdo.
Parece una ley: todo lo que se pudre forma una familia.


Fabian Casas 

viernes, 9 de agosto de 2013

TENTATIVA DE CELOS


¿Cómo te va la vida con otra?Más fácil, ¿verdad? Golpe de remo. ¿Cuándo -¿pronto?- por un puente seguro se alejó de ti el recuerdode mí, una isla que flota?
(En el cielo, no en el agua.) Almas. No amantes,sino hermanas son nuestras almas.¿Cómo te va junto a una simple mujer? ¿Sin divinidad alguna? Tras haber derrocado a tu reina
        (tú mismo privado del trono),
¿cómo vives?, ¿te preocupas?,
¿te enfadas? ¿Cómo estás al levantarte? Con ésa que te ha atado al cuellosu tributo inmortal, el tedio, ¿cómo te va,pobrecito mío? “-Estoy harto de convulsiones, de dolor: voy a agenciarme un hogar.” ¿Cómo te va
        con cualquiera,
a ti, que fuiste elegido por mí?¿Es la comida más comestible?
y si te cansa, mala suerte.¿Cómo puedes vivir con un idolillo, tú, digno antes del Sinaí?¿Cómo vives con ésa, tan distinta a nosotros? ¿Una extranjera, costilla de tu pecho?
¿La vergüenza, ese azote de Zeus,aún no te ha herido la frente?¿Cómo te va la vida? ¿Estás sano? Y las musas, ¿te llaman aún a veces? Y la dicha,
¿se hace ver? ¿Alguna vez? ¿Y esa llaga inmortal -la conciencia- qué, mi pobre?¿Cómo vives con un producto
del mercado? ¿Pesa mucho?Tras el mármol de Carrara,¿cómo te va con una prótesis de yeso?Del mismo bloque tallamos a Dios, para romperlo acto seguido.
¿Va bien una cienmilésima,para ti, que conociste a Lilit?¿Estás ya harto de esa mercadería novedosa? Cansado de mi magia, ¿cómo te va con una mujer
        terrestre que carece de sextos sentidos?
Venga, con franqueza, ¿sois felices? ¿No? ¿Cómo se vive en un abismo sin profundidad amor mío?
        Cuesta, ¿verdad?
¿Te cuesta tanto como a mí con otro?
MARINA TSVETÁIEVA, El canto y la ceniza (Galaxia Gutemberg, 2005)
Versión de Monika Zgustova & Olvido García Valdés
(LM)

AUTORRETRATO VERDE


No he tenido verruga
que me ensucie la cara.
He tenido urracas
en la cabeza, en cambio.
A pesar de la humedad
nunca he tenido hongos.
(Alguna vez, quizá,
uno callado en el estómago.)
Tengo cicatrices sabiamente equilibradas.
Unas modestas y delgadas
(cubriendo las heridas más profundas);
otras estridentes y aparatosas
que quisieron darle importancia
a insignificantes golpes.
Tengo un siete en la frente
y me gusta vestirme mal,
porque la piel porosa que me cubre
nada puede contra mi corazón,
mi hueso de aguacate,
que tampoco es ninguna beldad.

            
MÓNICA DE LA TORRE                                                                                                



miércoles, 7 de agosto de 2013

El humor del filósofo lacaniano

POR HECTOR PAVON



Hay método en su locura... Slavoj Zizek es vehemente y apasionado por la palabra y así se lo percibe en la imagen y la voz que llega a través de una videollamada por la pantalla de la PC. Se encuentra en San Pablo donde presentó un nuevo libro sobre Hegel y va a hablar un poco en esta entrevista del libro que publicó aquí El más sublime de los histéricos (Paidós). Así es su producción intelectual: tiene más de 60 libros escritos que se multiplican y superponen alrededor del mundo en decenas de idiomas. Y eso lo hace feliz: “El mejor momento de vida siempre se relaciona con el último libro de filosofía que escribí”.
-¿Cuál es la lectura que hoy hace de este libro que escribió hace treinta años como tesis, dirigido por Jacques Alan Miller?
-Suelo ser muy crítico. Pero debo admitir que ésta es mi primera obra seria. Preferiría que todos mis libros anteriores fueran quemados. Este es el primer libro que no me disgusta. Lo que más me sorprende es lo poco que he cambiado. No me gusta que haya muchos grandes cambios. Mi último libro que acaba de aparecer en Brasil –de más de 1.000 páginas, Less than nothing– podría tener la tapa del libro del que hablamos. Siempre estoy escribiendo o editando el mismo libro.
-Heidegger, Lacan, Marx y Hegel señalan el origen de su filosofía. ¿Cómo armó esa constelación?
-Tenía 21 años cuando escribí mi primer libro que fue sobre Heidegger y el lenguaje. Había dos grandes orientaciones en Eslovenia: la filosofía oficial, dominante, es decir, el marxismo y la Escuela de Frankfurt. Y la otra, no oficial, la de los heideggerianos. Yo estaba más o menos con ellos, luego explotó el pensamiento francés: Foucault, Lacan, Althusser. Y nuestra joven generación quedó inmediatamente fascinada con ellos, porque este pensamiento francés fue atacado brutalmente por las dos orientaciones en Eslovenia. Y esto nos intrigó: cómo podía ser que los enemigos oficiales, los heideggerianos, y los marxistas, hablasen el mismo idioma contra su enemigo común. Estuvimos oscilando: un poco de Lacan, Derrida, Foucault, Althusser, Deleuze. Y luego nos volvimos lacanianos, pero todo esto fue a través de Hegel. Su universo fue nuestra experiencia formativa.
-¿Conoció en persona a Jacques Lacan?
-Sí. Pero estoy completamente seguro de que él nunca me conoció. Hablé con él dos veces cuando estaba estudiando en París, con Jacques Miller. Conocí a algunas personas que en aquel momento se analizaban con Lacan y que me contaron que estaban seguros de que Lacan, ya senil, ni siquiera los escuchaba mientras se psicoanalizaban con él, que Lacan no sabía quiénes eran. Miller nos presentó, pero estoy convencido de que Lacan no supo quién era yo.
-¿Y hoy está en contacto con Miller?
-Lamentablemente no. Gracias a él comprendí a Lacan. A comienzos de los 80 fui admitido a un seminario suyo. Miller tenía la habilidad mágica de “traducirnos” a Lacan. Creo que a Miller le interesaba más expandir su parte clínica y quería que yo volviese a Eslovenia e iniciase clínicas lacanianas pero yo no quise. Aunque me considero demasiado loco, la sola idea de ser un psicoanalista me parecía una locura. Lo que lamentablemente sucedió es que él se movió hacia la centroderecha liberal y escribe columnas en dos medios de la centroderecha francesa: Le Figaro y Le Point.
-En el documental “Zizek!” usted dice: “no queremos realmente lo que pensamos que deseamos...” 
-Es la lección básica de Lacan. Lo que deseás no es generalmente lo que querés. El tema es que a menudo, cuando obtenés demasiado de lo que pensás que deseás, el resultado puede ser el horror. El psicoanálisis hace algo que puede parecer simple: te confronta sin excusas con lo que efectivamente deseás. Es horrible de asumir. Nuestra posición natural es la hipocresía: deseamos algo pero preferimos no tener lo que queremos. Un ejemplo político brutal: hoy está de moda decir que la gente quiere tener voz, participar en política. No. La mayoría, no. Esto es lo problemático cuando se dice: “Necesitamos una ciudadanía más activa”. Que la gente debe participar en las decisiones, en reuniones, en sus comunidades locales, etcétera. No es así, salvo en situaciones de emergencia, en estos hermosos momentos de revueltas y demás. Pero en el largo plazo, lo que la gente quiere es un orden público, organización estatal, que las cosas funcionen y me permitan hacer bien mi trabajo. No me gusta este casi superyoico terror de ser un ciudadano activo, que participa todo el tiempo. No funciona de ese modo.
-¿Y cuál es el lugar de la ética en este contexto? Algunos plantean que debe ser repensada...
-Los problemas que estamos confrontando no pueden ser respondidos por ningún sistema ético tradicional, antiguo. Tampoco la religión ni la ética secular estándar. Lo que sabemos por la biogenética o las ciencias cognitivas sobre nuestro cerebro es que hay increíbles posibilidades de conexiones cerebrales a computadoras y demás. Se podría cambiar genéticamente nuestros niños, nuestro ADN, no hay reglas claras en esto. Lo más significativo de esta confusión fue que Jürgen Habermas, el más alto representante de la izquierda liberal secular alemana, y el entonces cardenal Joseph Ratzinger escribieron juntos un pequeño volumen contra la amenaza de la biogenética. Ellos, grandes oponentes, bregaban por poner límites. No es una respuesta suficiente. Me parece que vivimos un momento de crisis ética, pero no me refiero a la queja habitual conservadora de la pérdida de valores. Me refiero a que estos valores están en crisis desde sus cimientos. Vivimos tiempos muy abiertos e interesantes.
-Y en el cruce de psicoanálisis y filosofía, ¿qué elige, la vida real o la ficción?
-Según Lacan, a veces la ficción es más real que la vida real. A veces lo que es excluido o reprimido de nuestra realidad se formula más tarde disfrazada de ficción. Por eso me gusta la ciencia ficción porque podemos ubicar cosas que no podemos confrontar directamente en la realidad. Por ejemplo: Lincoln de Spielberg. Una película de la mitología liberal oficial donde Lincoln aparece como el maestro ejecutor de las maniobras necesarias. Pero, antes apareció Lincoln: cazador de vampiros, un filme de terror absolutamente loco en el que se cuenta que los verdaderos enemigos de Lincoln eran los vampiros que apoyaban a la Confederación de estados del Sur, que les proveían la sangre que necesitaban, de los negros y los muertos. Lincoln lo sabía y por eso en la batalla de Gettysburg utilizó balas de plata, porque entre los combatientes sureños había vampiros. Toda la violencia, la lucha para terminar con la esclavitud, llamémosla lucha de clases, está ausente en la película oficialista de Spielberg y se recrea, en una película de ficción.
-Hay una pregunta conocida de Freud: “¿Qué es una mujer?”. Actualicemos esta inquietud por: ¿Qué es un hombre?
-Estoy tentado a decir que la lección más profunda de Lacan es que la mujer está en una posición ontológica más fundamental. Que la subjetividad está en su nivel más fundamental femenino. Y que el hombre es una reacción a la mujer, el hombre viene en segundo lugar. En esto, Lacan dio vuelta la Biblia, que primero habla de Adán y la condena de la diferencia sexual y luego de la mujer. El hombre viene en segundo lugar, es una especie de ello para la mujer. Porque, otra vez, esta inconsistencia pura de ser sujeto del orden simbólico, que Lacan habría llamado “el no-todo”. El hombre, entonces, es un intento a través de un significante fálico para totalizar esto, y así sucesivamente. Hace poco leí un libro sobre Corea del Norte donde la autora demuestra cómo el régimen norcoreano no sería un régimen autoritario machista sino que es profundamente no feminista, pero sí maternal donde la propaganda del partido es la de una madre de masas, todas las metáforas del poder son maternales. Hay canciones que dicen cosas como que el partido es la madre de la gente y que la gente sólo podrá sobrevivir si toman la leche del partido madre: “nunca abandonaremos tu seno materno, madre partido”.
-Ha asustado a los europeos cuando escribió: “El futuro de la democracia es Berlusconi...” 
-Exageré un poco pero señalé algo muy triste. Sólo Europa y un poco EE.UU. se encuentran en crisis; América Latina está progresando rápidamente; Africa subsahariana está progresando; Malasia; Polonia. China, Singapur, Taiwán, tienen un progreso explosivo. En todo el planeta, al capitalismo le está yendo mejor que nunca. ¿Pero qué es lo que está en crisis? El matrimonio interno entre el capitalismo y democracia se está desintegrando. Lo que está apareciendo hoy es una nueva forma de capitalismo, pero que ya no necesita a la democracia en el sentido europeo. Fijate en China: los viejos comunistas totalitarios hoy parecen ser los mejores administradores del nuevo capitalismo. Y, lo de Berlusconi fue una señal de cómo, lento pero seguro, la misma tendencia autoritaria, aunque se mantenga la democracia, la misma irrelevancia gradual de la democracia está creciendo también en algunos países de Europa. Si entráramos en un mundo que deje de ser ideológicamente europeo, entonces quizá tengamos una sociedad mucho más autoritaria.
-Usted criticó movimientos como “Occupy Wall Street”. ¿Le parece posible que surja algo nuevo de esta crisis?
-Sí, claro. Hasta escribí un libro The year of dreaming dangerously. Estuve, por supuesto, a favor de “Occupy Wall Street”, pero enfaticé que era un gesto negativo. La importancia de “Occupy, Wall Street” fue que mostraban que había algo mal más allá de nuestro sistema económico. Y, además, la democracia en su forma actual, la democracia multipartidaria institucional no es suficiente para lidiar con estos problemas. Lo principal es que al menos en algunos países europeos hay situaciones protorrevolucionarias. Sin embargo, no hay movimiento que podría redireccionar esta profunda y agresiva insatisfacción hacia una dirección política mínimamente positiva. Si se les pregunta a los manifestantes qué es lo que quieren, todo lo que recibís como respuesta es “queremos más dinero para salvar a la gente, más gente que ahorre dinero, más justicia, una vida digna”. Pero si les preguntás a los manifestantes: “Ok, pero ¿qué quieren, más específicamente? ¿Un capitalismo más keynesiano? ¿Más moderno?, inmediatamente recibís respuestas confusas. Me parece que el verdadero perdedor en esta crisis es la izquierda radical. En Grecia hay un movimiento griego muy bien organizado, ¿qué ocurre si ganan las próximas elecciones? La mayoría quiere formar un gobierno de coalición nacional aun con gente cercana a la democracia para salvar al país. La mayoría persigue esta línea pura de no compromiso. Entonces el problema subsiste. El problema de la izquierda que simplemente no puede formular un gran proyecto. Ahora bien, por supuesto, la respuesta obvia habría sido “Quizás no podemos formular semejante proyecto. Tal vez debamos seguir modestos, pragmáticos y realistas, y simplemente tratar de cambiar el sistema gradualmente: más cuidado de la salud, más política ambiental, y demás”. Por otro lado, China, India y otros países continúen desarrollándose así, la humanidad entera no puede convertirse en consumidora como los países altamente desarrollados. Hay un límite ecológico. El capital trata desesperadamente de encontrar formas de prolongar esta etapa de lo privado, por no hablar de nuevas formas de apartheid, de los problemas que plantea la biogenética. Por eso, si no hacemos algo, si no hay una suerte de acción colectiva, pienso que, si las cosas siguen igual que ahora, nos estaremos acercando a una triste sociedad autoritaria, con apartheid, privilegios para algunos y otros males.
-¿Los filósofos tienen humor?
-Pienso que todos los filósofos dialécticos saben cómo tener humor. Hegel está lleno de bromas, hasta de bromas cínicas, si se quiere. Heidegger es un caso interesante porque es el único filósofo en cuya obra entera no encontrás ni una sola broma. Conozco a Heidegger muy bien, pero, para asegurarme, suelo preguntarles a amigos míos que son heideggerianos fanáticos si recuerdan algún chiste. Y aquí viene la ironía. El único lugar que conozco donde Heidegger formula algo como una broma es en una carta a un psiquiatra suizo que lo estaba tratando, Medard Boss. En esa carta, Heidegger le informa a su amigo suizo sobre su visita a Lacan a fines de los años 50. Y dice que Lacan le parecía un buen psiquiatra que a su vez... necesitaba de un buen psiquiatra. Es el único comentario irónico que le conozco a Heidegger.


miércoles, 3 de abril de 2013

¿ Qué se espera del análisis y del psiconalista?




Hay una cosa que me interroga y que al principio de mi práctica me sorprendió mucho, es el hecho de constatar que algunos sujetos temen mucho lo que piensan que podrían descubrir en un análisis. Al principio de mi práctica, debo decir, que eso me sorprendía mucho. Yo suponía que descubrir era una ganancia, pero con el tiempo entendí que uno debía tener cuidado, porque quizás, el inconsciente del sujeto le puede dar la intuición de que lo que va a descubrir no es tan placentero.

Voy a tomar el problema del lado del analista. Creo que desde el punto de vista ético, podríamos hacer una definición bastante inquietante de lo que promete el psicoanálisis, ¿Por qué? porque en realidad si comprendemos bien lo que llamamos, el acto analítico, podemos decir que hay una violencia del acto analítico (…) Quiero desarrollar un poco este tema, porque creo que es necesario que los analistas tomen la medida de esto. ¿Cómo se presenta la violencia del acto analítico a la entrada del análisis? Recibimos un sujeto que sufre, en todos los casos. Nunca vemos entrar en análisis a un sujeto que no sufre. Siempre se trata de alguien que sufre lo suficiente como para pensar que no puede continuar así y que debe corregir algo, hacer un esfuerzo para corregir algo. Un sujeto que sufre y que padece de cosas sobre las cuales él no puede hacer nada. Puede llegar sufriendo de cosas que se le imponen, o del lado de la inhibición –aquel que quiere hacer alguna cosa y no lo logra–, o bien al contrario, del lado de la compulsión –aquel que padece de cosas que no quiere hacer pero que no puede no hacer–.

Entonces, recibimos a este sujeto que padece de algo, que lleva una carga sobre sus espaldas. Hay una posición, un axioma casi, en el dispositivo que fue inventado por Freud, no por Lacan, por el que todo el dispositivo le devuelve un mensaje implícito: “tú eres responsable”. En efecto, un sujeto que llega y que padece de algo que percibe él mismo como extranjero, extraño, ajeno a él mismo... Freud al principio le invita a hablar, lo que significa: vamos a encontrar la causa en ti mismo. Y es verdad que esto es violento, es algo que va totalmente a contrapelo de la espera, de cuidado del analizante.

Entonces, a este sujeto que sufre lo cargamos además, del peso de responder. Lo cargamos implícitamente en el dispositivo, –por supuesto no le vamos a decir cuando llega “eres responsable” porque si no se escaparía– (…) Lo que llamo la violencia del acto a la entrada... algunos sujetos la perciben y no entran, pero generalmente no se percibe; y creo que no se percibe porque se encuentra encubierta por la transferencia.
La transferencia, precisamente introduce al paciente en una cierta ilusión, en una cierta espera. Voy a precisar lo que defino como ilusión, no se trata de la eficacia de la transferencia –está claro que sin ella no habría análisis–, sino de la transferencia en tanto ella introduce al paciente generalmente al principio, a la idea de ser cuidado, de ser tomado en cuenta. ¿Cuál es quizás la mejor manera de cuidar a un sujeto? Tomarlo en cuenta. Esto es un efecto casi automático. Al principio, basta escuchar a alguien –escuchar digo ¿eh?, no dialogar–, es decir acoger su palabra, lo que pueda decir, lo que sea. Basta esta acogida para que el sujeto se perciba cuidado, a veces el paciente percibe que ha llegado como dicen algunos, “a su lugar”, “finalmente llego a mi lugar”, “finalmente” se escucha decir... al principio del análisis.

Allí podemos leer el efecto de enamoramiento de la entrada. Freud decía que hay una razón estructural que nos permite entender el enamoramiento de la entrada en análisis. Hay un enamoramiento de entrada porque el sujeto tiene la idea de que el analista le da un espacio que no se encuentra en ninguna parte en la vida, ninguna (…)

En el encuadre de la relación amorosa se intenta desarrollar una cierta circulación de palabra, pero sabemos bien que cada uno habla su idioma, un idioma sin traducción, un idioma, finalmente, del fantasma de cada uno, de los dos, y no necesita mucho tiempo la relación amorosa para que cada uno empiece a sospechar que habla solo... que el otro a pesar de sus esfuerzos, no lo ve, no lo entiende; o no la ve, no la entiende. Lo que digo produce risas, pero no es gracioso, más bien es patético.

No es una exageración decir que sólo en el dispositivo analítico se da el espacio a un sujeto para que desarrolle su palabra. No va más allá…digo que no va más allá, porque el amor de transferencia del principio disimula el hecho que en el análisis ¡más que en otra parte!, el que escucha no escucha lo que el sujeto quiere decir.
Es decir que hay algo del engaño bajo el encanto de la transferencia. El que escucha, el analista, escucha con la perspectiva de interpretación. Es decir, una perspectiva que intenta captar, cernir, lo que el sujeto mismo no sabe que dice, no sabe qué significa, y quizás no quiere significar tampoco. En el transcurso del análisis encontramos muchas veces, pacientes que pueden decir: ¡pero usted no me entiende!
Hay un hiato entre la intención de la palabra del analizante y la intención de la interpretación. Esto constituye otra forma de la violencia del dispositivo analítico; es decir más empuje a contrapelo si se trata de un análisis. ¿A qué apunta la posición interpretativa? Hay muchas fórmulas en la historia del psicoanálisis, y lo podemos formular de diversas maneras, podemos decir como decía Freud: revelar el inconsciente, la interpretación apunta a revelar el inconsciente, lo que el paciente no sabe.

Entonces, eso también genera una cierta violencia que los sujetos experimentan más o menos según cada uno. Es violento empujar, casi obligar a alguien que no quiere saber... a saber. Y eso no es una sugestión del discurso común, es un efecto que intentamos producir realmente.
Es por eso que Lacan habla –y es algo sorprendente– del horror del acto analítico, del horror frío del discurso analítico. Puede parecer sorprendente, sobre todo cuando hay un gran entusiasmo por el psicoanálisis.
Creo que aquí hay un gran entusiasmo por el psicoanálisis, más que en la vieja Europa. Recuerdo un colega que me decía: “No entiendo qué quiere decir con el horror frío del acto analítico.”

Se necesita un tiempo de práctica, el analista que empieza no lo percibe todavía. Porque el psicoanalista que empieza está tomado en su preocupación para hacer bien lo que debe hacer un analista, y para verificar que lo puede hacer... se encanta todavía con los efectos terapéuticos y se maravilla en verificar que lo que funcionó para él, funciona en otro... que hay producción, desciframiento de formación del inconsciente, producción del inconsciente. Entonces, al principio hay algo que quizás disimula... 10 años después, 20, 30 o 40 años después… se percibe otra cosa.
Se percibe donde empuja el dispositivo. Y es así que entiendo la expresión tan fuerte: “el horror del acto”. Lacan mismo la comentó y es así que la podemos entender, hablando del hecho que cada sujeto en un análisis debe haber –lo dice así, traduzco– cernido su horror propio de la castración. No el horror general, sino su horror propio, es decir, como para él, en su singularidad de ser hablante, se presentan la castración y la exigencia indomable de goce. Aquí utiliza la frase: “su horror propio”, y considera que haber cernido este punto es una condición para producir un analista.

Ahora por supuesto, voy a continuar hablando de lo inquietante del discurso analítico. Por supuesto, el análisis genera una violencia, para obtener algo, y es por eso que creo que el problema del final del análisis, –no en el sentido sólo del momento en el cual se detiene el proceso, sino en el sentido del resultado para el sujeto– es algo capital para todos los analistas.
¿Por qué ejercemos esta violencia del acto analítico? Tenemos firmes razones, pero que quizás no se perciben antes del final verdadero. Creo que se trata del hecho que el acto analítico es el único acto, –después podemos examinar los tipos de acto que existen– del cual el beneficio no va al agente del acto. El beneficio del acto es para el analizante, no para el analista, para el analizante que logra su identidad, lo digo así, su identidad de separación. Al analista que ha trabajado a contrapelo, y para eso se necesita un deseo específico para hacerlo, al final nada le vuelve del beneficio del acto. El beneficio es para el analizante (…) Entonces digo que, dejando de lado los productores de la teoría, realmente, en cuanto al acto analítico, el agente del acto, el analista cualquiera, es un analista anónimo. No anónimo para sus pacientes, pero anónimo en el sentido de que el beneficio del acto va del otro lado, del lado del analizante. Por eso hay una frase de Lacan realmente interesante: “El ruido... –quiere decir, el ruido mediático–, el ruido no conviene al nombre del analista”. Creo que apuntaba a este punto, un analista puede ser totalmente un desconocido salvo en los ambientes profesionales, incluso muchos pueden no producir libros, charlas, etcétera, y ser buenos analistas en el acto.

Entiendo al analista como el desecho de la operación, en tanto ese beneficio no se devuelve del lado de su nombre.
Y en realidad creo que eso, quizás, es algo más insoportable ahora que 50 años atrás, o 100 años atrás. Quiero decir, más insoportable en el régimen del discurso capitalista actual. Porque no debemos olvidar –cuando hablamos del sujeto postmoderno, cuando hablamos de las nuevas características de los sujetos que vienen a pedir un análisis– que los analistas pertenecen, al conjunto del discurso capitalista; y que caen de la misma manera, bajo la presión de los valores del discurso capitalista, y los valores del discurso capitalista... los conocemos: ¡Éxito en todo! Éxito profesional, amoroso, familiar, competitividad, lucha para mostrarse, lograr aparecer en las pantallas de televisión, en los medios; etcétera. Hay un empuje, un cierto sí mismo individualista. Y los analistas están bajo el mismo empuje, quizás eso explique un poco su propensión actual –que no existía hace 50 años atrás– a aparecer en todos los periódicos, la televisión y los medios para hacerse conocer fuera del ambiente del acto analítico. Me lo explico así, porque realmente no se ve bien el beneficio para el análisis, el beneficio para el discurso analítico de la publicidad mediática, incluso introduce confusión. Creo que el beneficio no es para el psicoanálisis. Me pregunto, al menos, que sería sin los analistas que intentan compensar un poco el rigor del acto analítico para soportarlo en un tiempo donde vivimos en un discurso sin trascendencia, es decir, un discurso que no promete nada que sobrepase los objetivos individuales. Un siglo atrás no era así. Un siglo atrás hubo grandes causas colectivas, se prometía la Revolución, se prometía el hombre nuevo. Bueno, al final... no fue un éxito pero las subjetividades eran llevadas por grandes esperanzas que sobrepasaban los intereses individuales, podemos pensar que era una gran ilusión quizás, pero sin embargo, la gran ilusión llevaba a los sujetos. Hubo otras épocas donde era la religión que llevaba a los sujetos con objetivos, perspectivas, no reducidas al sí mismo individual.

Ahora, el discurso analítico no puede más que llevar a cada uno a ocuparse lo mejor posible de sus cosas, como dicen los analizantes: “A cada uno sus cosas”.
Soportar el rigor del acto analítico en este ambiente del discurso, me parece, realmente bastante difícil, y entonces, cuando pienso en el porvenir del psicoanálisis, considero que no pasa por la amenaza de ver desaparecer los analizantes. Creo que la amenaza más grande sería ver desaparecer a los sujetos que quieren sostener el acto analítico tal como es: con su rigor en nuestro tiempo.
Y creo que si hay analistas, es decir si hay todavía sujetos que quieren, que aceptan esta predicación... analizantes habrá. Porque la transferencia tiene su razón fundamental en la estructura del lenguaje y en la existencia del analista.

Colette Soler,extraido del libro ¿ Qué se espera del análisis y del psiconalista?

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